Es una forma de aprendizaje cívico que implica la participación activa de estudiantes en proyectos que atienden problemáticas globales de naturaleza social, política, económica o ambiental. Tiene como objetivo inculcar a los educandos los valores, las actitudes y los comportamientos que constituyen la base de una ciudadanía mundial responsable: creatividad, innovación y compromiso a favor de la paz, derechos humanos y desarrollo sostenible. A pesar de que el mundo está cada vez más interconectado, la paz y el desarrollo sostenible siguen estando amenazados por las violaciones de los derechos humanos, las desigualdades y la pobreza.
La labor llevada a cabo por la UNESCO en este ámbito tiene raíces en el preámbulo de su propia Constitución cuyo objetivo es “construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres”, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la Agenda de Educación 2030 y el marco de acción, fundamentalmente en la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la Recomendación sobre la Educación para la Comprensión, la Cooperación y la Paz y la Educación relativa a los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (1974) y el Programa mundial para la educación en derechos humanos.
La Educación para la Ciudadanía Mundial (ECM) es la respuesta de la UNESCO a este reto. Mediante su labor, la Organización pone a disposición de los educandos de todas las edades los medios para reflexionar acerca de estos desafíos mundiales, tanto local como globalmente, y para que se vuelvan contribuyentes, en una actitud proactiva, de un mundo más pacífico, tolerante, seguro y sostenible.
La ECM es uno de los ámbitos estratégicos del Programa de Educación de la UNESCO que saca provecho del trabajo llevado a cabo por la Organización en los ámbitos de la paz y los derechos humanos. Tiene como objetivo inculcar a los educandos los valores, las actitudes y los comportamientos que constituyen la base de una ciudadanía mundial responsable: creatividad, innovación y compromiso a favor de la paz, derechos humanos y desarrollo sostenible.
Características y objetivos de una educación para una ciudadanía mundial
Frente a un mundo cada vez más globalizado, la
educación debe formar en una nueva noción de ciudadanía. Es decir, una
ciudadanía que trascienda el concepto de ciudadano relacionado solamente con un
país. Una ciudadanía nacional con preocupaciones vinculadas con el Estado pero,
además, con una conciencia más global.
Hablamos, entonces, de una educación que
proporcione herramientas para el desarrollo de una ciudadanía entendida como
mundial, y vinculada con un sentido de pertenencia a una humanidad
común.
Así, sobre la consideración de una humanidad común, se
establece el objetivo principal de una educación para una ciudadanía mundial,
que no es otro que inculcar valores como
la solidaridad, la justicia y la paz, y la aceptación de la diversidad. Además
de propiciar actitudes y comportamientos de responsabilidad, compromiso,
creatividad e innovación, respecto a problemas globales con una
interdependencia entre el nivel local, nacional y mundial.
Dimensiones de la educación para una ciudadanía mundial
Las dimensiones conceptuales básicas sobre las que se asienta una educación para la ciudadanía mundial comprenden tres ámbitos de aprendizaje relacionados. Estos ámbitos son los siguientes:
Cognitivo: Se trata de la comprensión y adquisición de conocimientos relacionados con problemas mundiales, nacionales, regionales y locales, así como poder reflexionar sobre ellos con una mirada crítica.
Socio-emocional: Hace referencia al aprendizaje emocional sobre la solidaridad, respeto, tolerancia y empatía por lo diferente como condición para desarrollar el sentido de pertenencia a una humanidad común y basada en la diversidad.
Conductual: Es el desarrollo de actitudes y acciones eficaces de responsabilidad y compromiso. Estas actitudes, basadas en la dimensión socio-emocional, pueden promover la construcción social de un mundo más pacífico, justo, inclusivo y sostenible.
Procesos de aprendizaje para el desarrollo de una ciudadanía mundial
A nivel de las prácticas escolares, el aprendizaje de
una ciudadanía mundial requiere de:
- Educadores que planifiquen experiencias de aprendizaje para que los alumnos desarrollen un pensamiento crítico e indagador, y que sirvan de guías y facilitadores en estas experiencias.
- Situaciones de enseñanza-aprendizaje en las que los alumnos adquieran conocimientos y desarrollen habilidades, valores y actitudes de compromiso con el cambio y con la mejora. Tanto a nivel social como personal.
- La promoción de relaciones afectivas sanas, inclusivas, tolerantes y respetuosas. Es decir, la sensibilidad y empatía con otras formas culturales, costumbres y modos de vida.
- La creación de espacios para el debate, el dialogo y la discusión sana, fomentando la participación y la deliberación sobre temas complejos y de actualidad.
- La utilización de metodologías pedagógicas adecuadas con los objetivos de enseñanza, como el aprendizaje colaborativo basado en proyectos o el aprendizaje basado en experiencias.
- El trabajo directo o que posea relación con temas actuales y cruciales. Temas como los derechos humanos, la igualdad de género, la inclusión o la problemática inmigratoria
- Se apliquen estrategias de evaluación acordes con los objetivos de una educación para una ciudadanía mundial. Es decir, herramientas de evaluación como la reflexión, la retroalimentación o la auto-evaluación.
- Una educación para la ciudadanía puede planificarse como un tema transversal en la programación curricular. Pero puede también estar integrada con diferentes asignaturas o ser tratada como un tema o materia por separado.
- De todos modos, es fundamental que una educación para una ciudadanía mundial esté presente en todos los niveles educativos, primario, secundario, universitario y de adultos, de forma tal que esta educación se constituya en un aprendizaje a lo largo de toda la vida.